Pedro Sánchez (Versión para imprimir)


Entonces no era mi pueblo la mitad de lo que es hoy. Componíanle cuatro barriadas de mala muerte, bastante separadas entre sí, y la mejor de sus casas era la de mi padre, con ser muy vieja y destartalada. Pero al cabo tenía dos balcones, ancho soportal, huerta al costado, pozo y lavadero
La madre Naturaleza (Versión para imprimir)


Las nubes, amontonadas y de un gris amoratado, como de tinta desleída, fueron juntándose, juntándose, sin duda a cónclave, en las alturas del cielo, deliberando si se desharían o no se desharían en chubasco. Resueltas finalmente a lo primero, empezaron por soltar goterones anchos, gruesos
Pedro Sánchez: 20


Era el tal empleo una verdadera ganga, si no por el estipendio, que no pecaba de pingüe, aunque a mí me lo parecía, por lo llevadero del trabajo, lo cómodo de las heras y la índole de las gentes a quienes servía yo. Algo me costó convencer a mi padre de que tanto daba estar empleado