Morfina


Morfina De Wikisource, la biblioteca libre. Saltar a: navegación , buscar Morfina de Ernesto Noboa y Caamaño Morfina , divina! De las almas tristes celeste beleño, fuente inagotable para todo ensueño, eficaz alivio de todo sufrir. Bálsamo piadoso para toda
De sobremesa


clavándole los ojos inquisitivos... Siguen los dolores, atroces, a pesar de los bromuros y de la morfina ... Esta noche me sentía tan mal que me retiraba ya del Club cuando encontré a Cordovez y me hizo el bien de traerme... No saben tus colegas qué es lo que tengo... Fernández, dime
El médico rural (Versión para imprimir)


Miraban, y no veían más que al jefe de la pequeña estación y al mozo, que andaban trajinando con unas cubas descargadas; a la pareja de la Guardia Civil, que entreteníase viendo la pelea de un pavo con un gallo, y a unos niños que al pie de la empalizada jugaban con un perro. -¡Pregunta
A todo honor (Versión para imprimir)


El médico rural: 02


maldita de que una y otra indicación fuesen decididamente inconciliables: si administrase láudano o morfina , en el aparato digestivo paralizaríanse los pl
La tierra de todos : 20


los ojos á la muchachuela, que continuaba fumando y tosiendo. --Es cómo todas las de ahora: morfina , cocaína, etcétera... Yo soy de mi época, estilo antiguo; las tales drogas me ponen enferma. Sólo creo en lo clásico. Y acarició el contorno de la botella con mano amorosa. Su rostro
El infierno artificial


los codos y el frasco bajo las narices, esperó. —¡Su cloro! No es mucho, que digamos. Y aún morfina… ¿Usted conoce el amor por los perfumes? ¿No? ¿Y el Jicky de Guerlain? Oiga, entonces. A los treinta años me casé, y tuve tres hijos. Con fortuna, una mujer adorable y tres criaturas
La tierra de todos (Versión para imprimir)


I Como todas las mañanas, el marqués de Torrebianca salió tarde de su dormitorio, mostrando cierta inquietud ante la bandeja de plata con cartas y periódicos que el ayuda de cámara había dejado sobre la mesa de su biblioteca. Cuando los sellos de los sobres eran extranjeros, parecí
A todo honor: 07


Nubes de estío: 02


Mientras la carta precedente corría a su destino por la línea de Francia, el bueno de Casallena , más ojeroso y macilento que de costumbre, casi afónico de puro lacio y melancólico, explicaba a su interlocutor, hombre que ya le doblaba la edad y con cara de pocos amigos, las últimas torturas